David Cronenberg, director de cine de culto, se hizo un camino a través del cortometraje y después del cine de terror en su natal Toronto, una ciudad no propicia para el cine en esos años, acto que le permitió tener la libertad de hacer lo que fuera con temas que lo inquietaban: la tecnología, el cuerpo, la enfermedad.
Aquí una nota que escribí hace unos años en Chilango.com de mis directores favoritos.